NOVICIADO Y PROFESIÓN DE LA M. MARIA DEL ROSARIO DE JESUS ARREVILLAGA ESCALADA
«Una sola ha de ser la cabeza de la Esclavitud, y esa cabeza eres tú, hija mía; si yo he de ser esclavo de verdad, no puedo ser cabeza. ¡Qué mayor felicidad que haber encontrado quien sea tan capaz de ser cabeza de la Esclavitud, que cierto estoy que Dios no quiere más Esclavitud que la que venga por tu mano, llena de celestiales amores y de espirituales sacrificios!».
(PF a MF, Granada 26.1.1906; Madrid 24.6.1905)
«En esta época, año de 1901, Dios Nuestro Señor otorgó a su sierva la gracia singularísima de sentir su vocación de esclava, pues hasta entonces, dando culto a la Divina Infantita, siguiendo la dirección que el P. Salvador imprimía en su alma, y procurando todo el bien posible a las almas que tenía cerca, de manera especial a sus niñas huerfanitas, no pensaba en más. Nunca imaginó en su profundísima humildad, no digo ser la cofundadora de la Esclavitud, pero ni siquiera el solicitar el ser admitida como religiosa esclava, ya que dada su extraordinaria humildad y conocimiento profundo y grande estima del tesoro de la Esclavitud sentíase tan pequeña e indigna de joya semejante, que no aspiraba a dignidad tan alta»
El P. Fundador confirma todo esto, poniendo de relieve ese altísimo grado de humildad de la M. Fundadora; pero él sabe que Dios la ha elegido para ser fundadora y cabeza de la Esclavitud, hasta el punto de que, desde un altísimo grado de humildad personal, llega a afirmar que «donde está nuestra S. Madrecita está la Esclavitud.”
El Señor, por la mediación de la cuidadosa y sólida dirección del P. Fundador, fue trabajando el alma de Rosarito hasta que, a pesar de su humildad, le hizo experimentar la llamada apremiante a consagrarse en cuerpo y alma a la Esclavitud, para dar vida a la nueva familia religiosa de las Esclavas de la Inmaculada Niña. Ocurrió esto el día 14 de junio de 1901, fecha en que la Iglesia celebraba la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Estando en oración delante de una imagen del Sagrado Corazón, Rosarito experimentó muy vivamente en su interior el deseo de consagrarse al Señor mediante los votos religiosos. Ya no pudo resistir más; se presentó inmediatamente en el Templo de San Felipe de Jesús para pedir el hábito de postulante al P. Fundador. Si grande era el grado de su humildad, mayor era ahora su deseo de consagrarse públicamente al Señor en la Iglesia, pues en lo profundo de su corazón, hacía ya mucho tiempo que había realizado la ofrenda de todo su ser para el servicio de la Divina Infantita, y desde hacía unos meses, al servicio de quienes eran imágenes vivientes de la Divina Niña, las niñas más desvalidas.
El P. Fundador describe en pocas palabras la decisión de Rosarito:
«Era el día del Sagrado Corazón de Jesús, 14 de junio de 1901, cuando la Srta. Arrevillaga, toda llena de felicidad santa, postrábase a mis pies en el recibidor del Templo de San Felipe de Jesús para rogarme que le diera el hábito de las postulantes de las Esclavas de la Divina Infantita”.
El P. Fundador accedió gustoso a esta petición que significaba la victoria final de su dirigida sobre la resistencia que le había planteado su propia humildad:
«Para llegar a este punto la humildad de la Srta. Arrevillaga habíase manifestado a mis ojos con toda evidencia; y Dios me había hecho conocer que aquella humilde Srta. que el solo verla hacía exclamar: «Esta mujer es santa», como sucedió a mi hermano la primera vez que la vio; podía ser no (sólo) religiosa sino también la Fundadora de la Esclavitud».
Aunque el día 23 de febrero es considerado como la fecha oficial de la fundación de la Congregación, porque fue entonces cuando se abrió también oficialmente el Asilo y Rosarito y las dos primeras aspirantes se consagraron para formar la nueva familia de Esclavas de la Divina Infantita, sin embargo el propio P. Fundador considera el 19 de junio la fecha del verdadero comienzo de la Congregación porque ese día, al recibir el hábito de Postulante, se comprometía incondicionalmente «para arrostrar todos los (sacrificios) que trajera consigo la magna empresa de la Esclavitud que empezaba entonces con la autorización del Ilmo. Sr. Arzobispo de México, D. Próspero María Alarcón».
Se decidió que el comienzo de noviciado de la M. Fundadora fuera el 8 de diciembre de 1901. Predicó el P. Fundador una fervorosa plática; de sus manos recibió el hábito religioso, «en medio de un fervor, anonadamiento y humildad profundos»; y la Profesión religiosa tuvo lugar el 31 de mayo de 1902 con los permisos pertinentes del Ilmo. Sr. Arzobispo, D. Próspero María Alarcón.
(Cf. Historia de las Esclavas de la Inmaculada Niña)