DÍA TREINTA Y UNO
ROSAS BLANCAS Y ENCARNADAS
Himno:
Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
La reina de las flores es la rosa,
Así la llaman todos a porfía;
Por eso la guardé, Niña preciosa,
De tu florido mes para este día.
Hoy que termina el venturoso mayo
Te la vengo a ofrecer Niña Divina.
Airosa se mecía sobre tallo
Luciendo su belleza peregrina.
Pero más bella está sobre las gradas
De tu modesto altar, Virgen bendita.
Ella y sus compañeras, muy honradas
Quedarán a tus pies, Casta Infantita.
Son emblema de amor las purpurinas,
Y las blancas emblema de pureza.
Su hacedor las rodeó de mil espinas
Para que no se ajara su belleza.
¡Amor y castidad! Ricas virtudes
¡Que a ti de santidad dieron la palma!
¡Pureza y caridad! Que excelsitudes
Alcanza aquel que las conserva en su alma
Con razón del Jardín del Paraíso
Eres la Reina tú, Mística Rosa.
¡Bendito Dios que tan perfecta te hizo,
Hija y Madre dulcísima, amorosa!
Circundada de espinas punzadoras
Como lirio gentil, desde la cuna,
Así viste pasar amargas horas
Y las sufrió tu amor, una por una.
¡Tu amor, tu caridad! Santo modelo
Nos diste desde Niña, Madre mía!
¡Tu amor, tu caridad! Dulce consuelo
Del corazón del hombre en su agonía.
En aras de esa caridad bendita
Devoraste el dolor con firme planta.
Y la prole de Adán, triste y proscrita
Tuvo en ti su esperanza ¡Virgen Santa!
¿Por qué había de penar la Niña bella
Si jamás conoció mancha ninguna,
Ni se opacó su luz de clara estrella,
Ni dejó de brillar cual blanca luna?
¿Por qué había de sufrir la Inmaculada
Si nunca conoció lo que es delito,
Y de virtudes fue santa morada
Su amante corazón casto y bendito?
¿Por qué amó siempre al hombre desgraciado?
Quiso siempre sufrir ¡por amor sólo!
Y salvar al mortal desheredado
Ese amor la llevó, de polo a polo.
El edén venturoso que cerrado
Quedó por la malicia fementida,
Se abrió de nuevo al mundo que asombrado
Contemplaba a María recién nacida.
Ya estaba allí la puerta de ese cielo,
La escala de Jacob, la llave de oro,
El arca de la alianza y del consuelo
Que había de devolvernos tal tesoro.
Ya preludios se oían de ángeles bellos,
Entonando en la cuna de María,
Mil cánticos de amor, gratos destellos
Del ¡Gloria a Dios! Que se escucharan un día.
Del ¡Gloria a Dios que del Empíreo el coro
En mísero portal, con fe y cariño,
Entonaría tañendo liras de oro
Al ver a su Creador tornarse en niño.
¡Amor, bendito amor, qué grande eres!
¡Hermosa caridad, di ¿quién te iguala?
Tú nos pusiste hiel en los placeres
Y trocaste el dolor en rica gala!
Por eso al dulce ejemplo de María
Quisiéramos amar, y ante su cuna,
Hacer que se rindieran a porfía
Las vidas y las almas, una a una.
Por ti, la casta Madre sin mancilla
Alcanzó gloria inmarcesible y santa.
Por su gran caridad, hermosa brilla
Y el mundo todo altares le levanta.
Por su gran humildad, Madre amorosa
Fue del Señor que la colmó de dones.
Por ser hermoso su candor, se llamó Esposa
Del dulce Robador de corazones.
¡Salve, Rosa escogida, Rosa pura
Del edén celestial que nos espera!
¡Bendita sea tu maternal ternura!
¡Que tan hermosas puertas nos abriera!
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.
ORACIÓN FINAL
MES DE MARIA
¡Oh Corazón hermoso de María,
Manantial de ternura y de consuelo,
Iris de paz que anuncia la alegría
Refugio del mortal, puerta del cielo!
¡Oh Corazón santísimo y amante
De la Madre de Dios, humilde y pura!
Rayo de luz limpísimo y brillante
Que iluminó la tierra antes oscura.
Corazón el más casto y adorable
Después del de tu Hijo tan amado
Arca de alianza, fuente inagotable,
De las gracias de Dios; huerto cerrado.
Fiel imagen de Aquél que te formara
Para salvar nuestras perdidas almas
Para que tu martirio legara
De la victoria las benditas palmas.
A ti me acojo porque sé que me amas,
Porque de ti los beneficios brotan,
Porque velas por mí, porque las llamas
De tu gran caridad nunca se agotan.
Aquí en tu corazón Niña divina
Vengo confiado a remediar mis males,
A buscar la segura medicina
Que en él encuentran siempre los mortales.
Dígnate, Madre amada, hacerme fuerte
Que me venza a mí mismo y sea sumiso
Y asísteme en el trance de la muerte
Para volar contigo al Paraíso.
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña María, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña preciosa, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Esa azucena tan limpia y pura
Que me enamora por su candor,
Es de pureza nítido emblema
Es uro albor.
Del pecho mío, Niña divina,
Apaga el fuego de liviandad,
Y en él encierra grato perfume
De castidad.
Ave María, Gloria al Padre
Aquí te traigo, Niña Divina,
Unas violetas, muy pobres son,
Mas, ¡ay! Señora, con ellas pongo
A tus piecitos mi corazón
Hazme tú humilde, graciosa Niña,
Que quien se humilla santo será,
Y si soy santo yo en este mundo
Mi lengua siempre te alabará.
Ave María, Gloria al Padre
Ramo de rosas, Niña Divina,
Con dulce anhelo vengo a ofrecer,
Porque la rosa, según me han dicho
Entre las flores la reina es,
Y si eres Reina, tú Niña mía,
Y sin espinas rosa sin par,
Huellen tus plantas aquestas rosas
Cuya realeza es terrenal!
Ave María, Gloria al Padre
De amores santos emblema hermoso
Son estas rosas de puro olor
Ellas te canten, Niña del alma,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.
Bendita sea tu pureza, etc