M añana tras mañana,
A nimosos tus padres,
R ezaban con fervor, para
I mplorarle al buen Dios
A su vida vinieses.
D el Rosario eres hija,
E jemplo de muchas gentes, y
L uz para nuestras vidas.
R osas formaste amorosa,
O rando a tu Niña hermosa,
S embraste incansablemente:
A legría entre tus hijas,
R espuestas llenas de entrega,
I ncansables sacrificios, y
O bediencia generosa.
(Edith Fernández, exalumna)