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A.I.I.V
MES DE MAYO
VIGÉSIMO TERCER DÍA
GIRASOL – FE
Tanto amor para ti mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía
mas… ¿Puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
En este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
Girasol
Hermoso girasol color de oro
Es mi presente de hoy a tu grandeza;
No es flor de grato aroma, y su decoro
Cifra en creerse rey de la nobleza.
Él tiene su embeleso en la ventura
De mirar siempre al sol, pues en su tallo,
Va volteando su flor toda frescura
Para buscar de su astro el tibio rayo.
Siempre de frente al sol; si ojos tuviera,
Se diría que eras suyas sus miradas;
Suyo el rocío que hermosa primavera
Deja sobre sus hojas delicadas.
Como ella giras tú del Sol divino
En pos de una mirada, ¡cuánto le amas!
Es tu escudo, tu vida, tu camino,
El fuego que te incendia en vivas llamas.
Como ella tras la luz se van tus ojos;
Es toda suya tu mirada bella;
Y sus luces de amor, de tintes rojos
Se reflejan en ti que eres su estrella.
¡Hermoso girasol! Color de oro,
Enséñame a mirar al Sol divino!
¡Infantita del alma! ¡Mi tesoro!
¡Maestra en el sufrir, dime el camino!
Fe
“¡Cuántas veces no nos aprovecha la caridad que hacemos porque al hacerla nos falta espíritu de fe, o porque no tuvimos recta intención! Muchas veces sucederá que una acción buena se haga por amor propio, por ostentación, porque los demás vean que lo hicimos, y entonces pierde todo el mérito que pudiera tener a los ojos de Dios”. (LOMF, amor fraterno, 45)
“Nadie alabó jamás a Dios como María. La infinita alabanza de Dios la expresa el Verbo divino, el eco más fiel de la Palabra increada ha resonado y resonará eternamente en el inmaculado Corazón de María, por eso el eterno Esposo dice por modo eminente de la voz de su Madre: «Suene tu voz en mis oídos, tu voz es dulce». (Siervo de Dios P. Federico Salvador Ramón)
De amores llena te traigo el alma,
Niña María, dulce ilusión,
recibe ¡oh Reina!, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña preciosa, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque
la flor que ves.
Ellas te canten, Niña del alma,
Endechas tiernas de nuestro amor
Dulces cantares de amor divino,
Pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.