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A.I.I.V
MES DE MAYO
VIGÉSIMO NOVENO DÍA
CAMELIA – AGRADECIMIENTO
Tanto amor para ti mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía
mas… ¿Puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
En este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
Camelia
En el arca preciosa, nave amada
Que por orden del cielo fue construida,
Del terrible diluvio preservada
La familia de un justo halló la vida.
Fabricó otra arca hermosa, incomparable,
Como formada por su regio brazo,
Y entonces, no ya el justo, el miserable
Halló la salvación en su regazo.
El arca milagrosa fue María,
Su seno virginal, inmaculado,
Arca de bendición, donde cabría
La grandeza de Dios, ¡del Increado!
Arca de salvación siempre inmutable,
A todas horas permanece abierta,
Siempre pronta a abrigar al miserable
Que lleno de dolor llama a su puerta.
¡Qué confianza la nuestra tan hermosa,
Al ver, oh Madre de mi amor tus dones!
En lugar de otra lluvia tormentosa
Un diluvio nos das de bendiciones.
Lluevan así en tu altar, Virgen María,
Frases de gratitud, flores galanas,
Bellas camelias con que el alma mía
Te quiere obsequiar hoy, son sus hermanas.
Hermosas como tú, nunca lo fueron,
Pero son blancas, puras, exquisitas,
Para ti viven, para ti nacieron,
Para que tú risueña, las admitas.
Agradecimiento
“Agradezcámosle a El todos sus beneficios y no olvidemos que Dios mismo se da a nosotros cada día en el Santísimo Sacramento”. (NMF L. 15, M. 437)
“Deseas imitar a la divina Maestra de toda verdad y virtud honrándola muy especialmente en los misterios de su santa infancia, ven a considerar cuanto se te ha dado con la gracia divina, la excelencia de las alabanzas y bendiciones de esta Reina Inmaculada al Rey inmortal de los siglos, y la oirás exclamar desde el primer instante de su Concepción: «Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador». (Siervo de Dios P. Federico Salvador Ramón)
De amores llena te traigo el alma,
Niña María, dulce ilusión,
recibe ¡oh Reina!, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña preciosa, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque
la flor que ves.
Ellas te canten, Niña del alma,
Endechas tiernas de nuestro amor
Dulces cantares de amor divino,
Pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.