Preparemos una digna morada a la Sagrada Familia. José y María piden posada y no encuentran un lugar dónde pueda nacer su hijo, el Hijo de Dios. Dispongamos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, para recibir el Gran Regalo que Dios nos quiere dar, y nos da: Dios Padre nos ha bendecido en la persona de Cristo.
PRIMER DÍA.
16 de diciembre
“Armonía”
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Armonía entre todos los que ahí vivimos, para que la Sagrada Familia se sienta como en su propia casa.
Lectura (Juan 3, 16-17)
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.
Reflexión:
El verdadero amor, el amor más bello, más hermoso y noble es el amor puro y casto, el amor que sabe olvidarse de sí mismo y renunciar al propio egoísmo, al propio capricho y al placer desordenado para pensar en el bien y en la felicidad auténtica de la persona amada.
Tratemos de dar a conocer a los demás el amor de Dios a través de la caridad hacia nuestros prójimos: “Todo el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es Amor.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José, que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que la Virgen Madre ya traía en su vientre para darlo a luz al mundo, permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Segundo día
17 de diciembre
“Alegría”
OH SABIDURÍA,
que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad,
ven
y muéstranos el camino de la salvación
Oración para todos los días
«Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Alegría que brota de llevar dentro al Hijo de Dios, y de la necesidad de darlo a los que nos rodean, para que junto a la Sagrada Familia vivamos la alegría de su presencia en nuestra propia casa desde ahora.
Lectura (Lc 1,26-28)
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José; el nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo.
Reflexión
El Ángel Gabriel le dice a María: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”, la alegría es fruto de la presencia de Dios con nosotros. Al acoger al que llega a nuestro lado necesitándonos, en esa persona que llega viene el Hijo de Dios, pues ya lo dijo él mismo: “Cualquier cosa que hagáis a cualquiera de éstos mis humildes hermanos, a mi me lo hacéis”. Eso sería dar hospedaje a María y a José, y en ellos a Jesús, que está en el vientre de Ella.
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José, que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que la Virgen Madre ya traía en su vientre para darlo a luz al mundo, permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Tercer día
18 de diciembre
“Disponibilidad”
OH ADONAI,
Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley,
ven
a librarnos con el poder de tu brazo.
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Disponibilidad a la voluntad de Dios, aceptar que la Sagrada Familia aumente el número de nuestra familia; esto hará que cambien nuestros proyectos, planes y perspectivas de futuro.
Lectura (Lc. 1, 31-38)
Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» = Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
Reflexión
«María es la ‘Virgen oyente’ que acoge con fe la palabra de Dios; fe que para ella fue premisa y camino hacia la maternidad divina, porque, como intuyó san Agustín, ‘la bienaventurada Virgen María concibió creyendo al (Jesús) que dio a luz creyendo’; en efecto, cuando recibió del ángel la respuesta a su duda (cf Lc 1,34-37) ‘ella, llena de fe y concibiendo a Cristo en su mente antes que en su seno’, dijo: ‘he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra’ (Lc 1,38); fe que fue para ella causa de bienaventuranza y seguridad en el cumplimiento de la palabra del Señor (Lc 1,45)”. (Pablo VI, Marialis cultus)
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que la Virgen Madre ya traía en su vientre para darlo a luz al mundo, permitidnos en esta novena, presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Cuarto día
19 de diciembre
“Escucha”
OH RENUEVO
del tronco de Jesé,
que te alzas como un signo por los pueblos,
ante quien los reyes enmudecen
y cuyo auxilio imploran las naciones,
ven
a librarnos, no tardes más
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Escucha que brota de ir descubriendo la acción de Dios a nuestro alrededor, en los seres que amamos, pero que, sin embargo, podremos no comprender del todo. Vivir con la Sagrada Familia entre nosotros nos ayudará a estar atentos para escuchar la voz de Dios, que entretejerá nuestra misión como miembros de una sola familia.
Lectura (Mt 1, 16.18-21.24ª)
La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:
—José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado.
Reflexión.
La opinión de San Jerónimo: «José, sabedor de la virtud de María, rodeó de silencio el misterio que ignoraba». Dios había conducido a José hasta el borde de la sima de la desolación, hasta el límite en que el sufrimiento, colmado, no se puede superar.
El momento de la atroz separación había llegado, la espera de partir en secreto, antes de que amanezca, Dios ha permitido que José, rendido de cansancio y de dolor, se duerma. Y de repente, mientras duerme, un ángel del Señor se le aparece. «No temas recibir en tu casa a María, tu esposa». Si José estaba dispuesto a abandonar a María, no era por indignación o despecho, sino por temor. Temía que, quedándose, pareciera que asumía una paternidad a la que no tenía derecho, que se inmiscuía indiscretamente en un misterio que no le concernía, ofendiendo así al Señor, se le anuncia que ejercerá el oficio —con todos sus derechos— de un auténtico padre, en especial el de darle un nombre. José no tuvo oportunidad de dialogar con el ángel como María en el momento de la Anunciación; estaba seguro de que no ha «soñado» en el sentido vulgar del término: es Dios quien se ha dirigido a él por mediación de un ángel. Dios mismo le ha encargado salvaguardar, con su presencia, el honor de María y del niño, asegurarles con su entrega la necesaria protección. Sin él, el misterio de la Encarnación habría carecido de su armoniosa expresión. José tenía prisa en obedecer las órdenes del cielo y poner así de manifiesto que deseaba incorporarse de lleno al misterio inefable en que Dios había querido implicarle. Deseaba mostrar que aceptaba la paternidad legal del Niño y que ocupaba el lugar que se le había asignado.
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que ya la Virgen Madre traía en su seno para darlo a luz al mundo; permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Quinto día
20 de diciembre
“Respeto”
OH LLAVE DE DAVID
y Cetro de la casa de Israel,
que abres y nadie puede cerrar,
cierras y nadie puede abrir,
ven
y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y sombra de muerte
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con el Respeto que brota de reconocer y valorar en aquel o aquella que vive a mi lado, la acción de Dios, la misión que le ha encomendado, por muy familiar que sea, la Sagrada Familia nos ayudará a respetarnos y valorarnos mutuamente.
Lectura (Lucas 1,39-46)
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor…”
Reflexión
El saludo de María suscita en el hijo de Isabel un salto de gozo: la entrada de Jesús en la casa de Isabel, gracias a su Madre, transmite al profeta que nacerá la alegría que el Antiguo Testamento anuncia como signo de la presencia del Mesías. Ante la excelencia de María, Isabel comprende también qué honor constituye para ella su visita: «¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lc 1,43). Con la expresión «mi Señor», Isabel reconoce la dignidad real, más aún, mesiánica, del Hijo de María. En efecto, en el Antiguo Testamento esta expresión se usaba para dirigirse al rey (cf. 1 R 1, 13, 20, 21, etc.) y hablar del rey-mesías (Sal 110,1). El ángel había dicho de Jesús: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre» (Lc 1,32). Isabel, «llena de Espíritu Santo», tiene la misma intuición. Más tarde, la glorificación pascual de Cristo revelará en qué sentido hay que entender este título, es decir, en un sentido trascendente (cf. Jn 20,28; Hch 2,34-36). Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la vida de cada creyente.
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que ya la Virgen Madre traía en su seno para darlo a luz al mundo; permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Sexto día
21 de diciembre
“Generosidad”
OH SOL,
que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna,
Sol de justicia,
ven
ahora a iluminar
a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Generosidad que brota de la conciencia de que nadie es tan pobre que no tenga algo que dar, podremos darle a la Sagrada Familia el calor de nuestro amor, que los haga vivir felices con nosotros.
Lectura (Lucas, 2, 8 a 20)
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.» Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
Reflexión
No es fácil el oficio de pastor, No hay fiestas, ni días, ni noches porque los animales no conocen esas cosas. Los peligros vienen de fuera: lobos y otras fieras. O vienen de dentro: falta de pastos, accidentes, nacimientos… No es trabajo para gente despistada. Los pastores de Belén no eran poderosos dueños de grandes rebaños, debían ser toscos, nada refinados, vestidos con pellizas, armados con cayados, vigilantes algo desconfiados. Estos fueron los primeros en enterarse del nacimiento de Dios hecho hombre, los primeros en ver a Dios. La rapidez por acudir al pesebre también es tema de meditación, la prisa de los pastores es fruto de su alegría y de su afán por ver al Salvador -comenta San Ambrosio-, nadie busca a Cristo perezosamente. El evangelista ya ha observado que Nuestra Señora, después de la Anunciación, fue de prisa a visitar a Santa Isabel. El alma que ha dado entrada a Dios en su corazón vive con alegría la visita del Señor y esta alegría da alas a su vida.
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que ya la Virgen Madre traía en su seno para darlo a luz al mundo; permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Séptimo día
22 de diciembre
“Confianza”
OH REY
de las naciones
y deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia,
que haces de los dos pueblos uno solo,
ven
y salva al hombre
que formaste del barro de la tierra.
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Confianza que brota de un corazón que sabe hacerse pequeño y abandonarse en los brazos de su Padre. La Sagrada Familia supo dejarse conducir por la sabiduría de Dios.
Lectura (Mateo 1,20-25)
Mientras él pensaba en esto, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo; y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que habló el Señor por medio del profeta, diciendo: He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emanuel, que traducido quiere decir: Dios con nosotros. Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado
Reflexión
En este mismo pasaje, descubrimos la confianza de María en la acción y sabiduría de Dios. Aceptar y acoger la metodología divina puede, más de una vez, hacernos pasar noches sin dormir, y hacernos llorar por el dolor que causa el camino por el que nos propone ir. María, con una sola palabra, hubiera podido tranquilizar e inundar de gozo al angustiado José; no lo hizo porque no había recibido el mandato de descubrir el secreto del Rey. Pensaría que era conveniente que, por delicadeza, no hiciera ella tal confidencia a su esposo, y esperaría, llena de confianza, que Dios hablara a José. Y mientras esperaba, rezaría y se abandonaría, en manos de la Sabiduría infinita.
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que ya la Virgen Madre traía en su seno para darlo a luz al mundo; permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Octavo día
23 de diciembre
“Constancia”
OH EMMANUEL,
Rey y Legislador nuestro,
esperanza de las naciones
y salvador de los pueblos,
ven
a salvarnos,
Señor Dios nuestro.
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Constancia que brota de un corazón que ama, que vive atento hasta del más insignificante detalle del ser amado, para percibir cualquier pequeño cambio o indicación que nos muestre, para cumplir su voluntad.
Lectura (Mateo 2,1-2)
Jesús nació en Belén de Judea cuando gobernaba el rey Herodes. Y he aquí que unos magos vinieron delOoriente a Jerusalén, preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque al ver su estrella en el Oriente, hemos venido para adorarle. Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los gobernadores de Judá. Porque de ti saldrá un guiador, que pastoreará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamó en secreto a los magos, e indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: vayan, y averigüen con diligencia acerca del niño; y cuando lo hallen, háganmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que
llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Al ver la estrella, se regocijaron con gran alegría. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Reflexión
Los Magos de Oriente son gente que vive atenta, abierta, observando; si lograron distinguir la estrella, es porque contemplaban el cielo, lo conocían y, por lo tanto, descubrieron la presencia de una nueva Estrella, que brillaba de forma especial. Eso nos invita a superar la monotonía de la rutina, a hacer todos los días lo mismo con entusiasmo diferente, abiertos a lo nuevo que podamos encontrar, pero atentos, porque Dios se va manifestando con detalles aparentemente insignificantes, y si no lo logramos reconocer pasará de largo sin detenerse.
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que ya la Virgen Madre traía en su seno para darlo a luz al mundo; permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.
Noveno día
24 de diciembre
“Acogida”
Oración para todos los días
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.” (Ef. 1,3-10)
Adornemos nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestra comunidad, con la Acogida al Hijo de Dios, y a todos aquellos que nos rodean.
Lectura (Lucas 2,6-7)
Aconteció que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Reflexión
El establo de Belén se convierte en una cátedra de humildad, de pobreza santa, de amor y comprensión, y la gloria del cielo se abre para los humildes que creen dentro de su tosquedad.
Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…
Oración final
María y José que sufristeis la pena de no encontrar una digna morada para que naciera el Hijo de Dios, que ya la Virgen Madre traía en su seno para darlo a luz al mundo; permitidnos en esta novena presentaros nuestro corazón y nuestra casa, para que podáis no sólo alojaros, sino vivir con nosotros en todo momento.