DÍA VEINTINUEVE
CAMELIA
Himno:
Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
En el arca preciosa, nave amada
Que por orden del cielo fue construida,
Del terrible diluvio preservada
La familia de un justo halló la vida.
Pasó el torrente, en su ímpetu arrastrando
Los despojos sangrientos, los caudales,
Y en un piélago inmenso sepultado
La tierra con sus bienes y sus males.
De aquel asolador, justo castigo,
Ni un solo pecador quedó salvado.
Se salvó el que era del Señor amigo,
Y los demás, pagaron su pecado.
Ese justo, mirando los despojos
Del infiel y destrozado suelo,
Apenas osa levantar los ojos
Para mirar agradecido al cielo.
El Señor le consuela, le bendice,
Y hace un pacto con él de eterna alianza.
Nuevo pacto de amor; en él le dice:
“No pierdas un momento de esperanza”.
En prenda de ella, un arco luminoso
Verás aparecer en el espacio.
Ese el signo será, firme y hermoso,
De paz entre la tierra y mi palacio.
En efecto, después de la tormenta
Luce el iris sus límpidos colores,
La dulce fe del corazón aumenta
Y de Dios nos recuerda los favores.
Volvió el mundo a poblarse; volvió el hombre
A irritar al Señor con su pecado
Mas el Supremo Juez, pronunció un nombre
Que de perdón habló, siempre otorgado.
Fabricó otra arca hermosa, incomparable,
Como formada por su regio brazo,
Y entonces, no ya el justo, el miserable
Halló la salvación en su regazo.
El arca milagrosa fue María,
Su seno virginal, inmaculado,
Arca de bendición, donde cabría
La grandeza de Dios, ¡del Increado!
Al hospedar al Ser Omnipotente
En aquel seno maternal, bendito,
Le hizo sentir al mundo delincuente
Que iba a pagar su culpa, ¡el Infinito!
Lució en el cielo iris venturoso.
Bajó a la tierra con sus mil fulgores,
Y desde entonces, limpio, esplendoroso,
Brilla el rocío sobre las frescas flores.
Así también las lágrimas del alma
Brillan delante de la Virgen pura,
Que con amor suavísimo las calma
Y las enjuga con sin par ternura.
Arca de salvación siempre inmutable,
A todas horas permanece abierta,
Siempre pronta a abrigar al miserable
Que lleno de dolor llama a su puerta.
¡Qué confianza la nuestra tan hermosa,
Al ver, oh Madre de mi amor tus dones!
En lugar de otra lluvia tormentosa
Un diluvio nos das de bendiciones.
Lluevan así en tu altar, Virgen María,
Frases de gratitud, flores galanas,
Bellas camelias con que el alma mía
Te quiere obsequiar hoy, son sus hermanas.
Hermosas como tú, nunca lo fueron,
Pero son blancas, puras, exquisitas,
Para ti viven, para ti nacieron,
Para que tú risueña, las admitas.
¡Salve, iris de la paz! ¡Salve, María!
Arca de protección de los mortales!
Desde tu regio alcázar, Niña mía,
Nos cuidas para hacernos inmortales.
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.