DÍA VEINTIOCHO
HORTENSIA
Himno:
Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
¡Niña Divina, encantadora y bella,
Del universo Reina soberana!
Más refulgente que la estrella
Que precede al albor de la mañana.
Cándida, más que el perfumado lirio;
Pura, como la pálida azucena.
Grande y heroica en el sin par martirio
Que padeciste por la culpa ajena.
No te negó el Señor gracia ninguna,
Su poder te colmó de perfecciones,
Y haciéndote reinar desde la cuna
Encadenó a tus pies los corazones.
Y en esa tierna edad, dulce infantita
Criatura singular, privilegiada,
Puso un cetro en tu linda manecita
Y diadema en tu frente inmaculada.
¡Emperatriz del cielo de la tierra,
Qué hermoso y grande es tu bendito nombre!
¡Tal majestad en tu niñez se encierra,
Que no la acierta a comprender el hombre!
Vivir amando consagrada mi alma
A servir a mi Reina y bienhechora,
Y en apacible y deliciosa calma
A sus plantas estar, hora tras hora.
Vivir pensando en Ella y su victoria,
Aceptando el desprecio y el olvido,
Es el afán del corazón, la gloria
Del pecho con su amor enriquecido.
Y cual la hortensia que a la sombra vive,
A la sombra vivir de ese árbol fuerte,
Y así como ella protección recibe,
Recibirla en la vida y en la muerte.
¡Virgen hermosa, ensueño de mi mente,
Ilusión de mi vida, a ti me entrego!
Acepta el alma que constantemente
Quiero arder en tu dulce y santo fuego.
¡Oh Madre angelical; dame la vida
Para sufrir por ti, tesoro mío!
Para vivir a ti siempre rendida,
Consagrándote entero mi albedrío.
Encadenada con benditos lazos
De dulce esclavitud, vivir yo anhelo.
Dame por yugo tus amantes brazos
Y embriágame en tu amor. Reina del cielo.
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.