DÍA VEINTISÉIS
MAGNOLIA
Himno:
Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
Hermosa es la magnolia que entre las flores
Se distinguen en grandeza; suave es su aroma
Y si ostentar no puede ricos colores
Luce el blanco ropaje de la paloma.
Tiene corola pura cual la azucena;
Lleva de hilitos de oro rica corona;
De fragancia exquisita se muestra llena;
Y de noble entre todas también blasona.
Pienso que en los jardines como en el mundo
Hay títulos y escudos entre las plantas;
Se llama el casto lirio, rey sin segundo
Consagrado a las puras vírgenes santas.
Es la reina, escondrijo del lirio bello
Para ser compañera de su nobleza,
La envidiable azucena, rico destello
De la virtud sublime de la pureza.
El jazmín, la camelia, la fresca rosa,
Forman cortejo al lirio y a la azucena;
La tímida mosqueta, la tuberosa,
Y la violeta humilde de gracia llena.
Ya todas estas flores a ti han venido,
¡Oh Divina Infantita, Madre adorada!
Hoy entre todas ellas he preferido
A la hermosa magnolia tan perfumada.
En el centro de un ramo, por su belleza
Se destaca la admirable, dulce María
Pero más se destaca tu gran pureza
Entre todas las almas, Reinita mía,
Las flores son orgullo de la pradera
¡Qué variadas formas y de colores!
¡Qué matices tan ricos en Primavera
Ostentan los jardines encantadores!
¡Qué alfombra de esmeralda tan admirable
Desafiando al brocado más exquisito!
¡Qué tapiz tan hermoso, tan deleitable
Nos fabricó la mano del Infinito!
Pero entre esas bellezas y galanuras,
Entre esas delicadas obras del cielo
Que el Divino Hortelano de las alturas
Cultivó en los vergeles de nuestro suelo.
No hay ninguna más grande ni más cumplida
No hay flor más regalada ni más preciosa;
Que la Reina Divina, la preferida
A quien la Iglesia llama: “Mística rosa”.
En el sol y en la luna se encuentran sombras
Y en las límpidas luces de la alborada;
En ella, ni una sola; ¡Por eso asombras
Niña de mis amores, Inmaculada!
Pueden existir manchas en las estrellas
Y en las almas más santas haber borrones;
Pero en ti, ni una sola, siempre descuellas;
Humildad y pureza son tus blasones.
Al proclamarte el ángel “de gracia llena”
Te dice reverente con alegría:
“El Señor es contigo, casta azucena,
En ti puso sus ojos ¡Salve María!
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.