DÍA VEINTITRES
GIRASOL
Himno:
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Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
Hermoso girasol color de oro
Es mi presente de hoy a tu grandeza;
No es flor de grato aroma, y su decoro
Cifra en creerse rey de la nobleza.
El tiene su embeleso en la ventura
De mirar siempre al sol, pues en su tallo,
Va volteando su flor toda frescura
Para buscar de su astro el tibio rayo.
Siempre de frente al sol; si ojos tuviera,
Se diría que eran suyas sus miradas;
Suyo el rocío que hermosa primavera
Deja sobre sus hojas delicadas.
El oro es el amor, como el que ama,
Ella busca anhelante al rey del día;
Su primera sonrisa le reclama,
Y su primera mirada, dice: «es mía»
En ella miro, ¡oh Madre Inmaculada!
Al consagrarla a ti con santo anhelo,
Un símbolo de tu alma enamorada
Del Autor de la luz, del Rey del cielo.
Como ella giras tú del Sol divino
En pos de una mirada, ¡cuánto le amas!
Es tu escudo, tu vida, tu camino,
El fuego que te incendia en vivas llamas.
Como ella tras la luz se van tus ojos;
Es toda suya tu mirada bella;
Y sus luces de amor, de tintes rojos
Se reflejan en ti que eres su estrella.
Cuando se oculta el sol en occidente
Para alumbrar otra región lejana,
Nos esconde su luz resplandeciente
Pero nos dice: -volveré mañana.-
Con densas sombras se oscurece el cielo
Y a nuestra tierra envuelven, mas tras ellas,
Como quien corre un tenebroso velo
Brillan en el espacio las estrellas.
Ellas nos dicen: -Pobres girasoles,
Ni el calor ni la luz habéis perdido,
Pues esos que admiráis son otros soles
Con que Dios a la noche ha enriquecido.
Os recuerdan que el astro que da vida
Muy pronto lucirá por el oriente;
Presto veréis la aurora bendecida
Vertiendo dulce llanto transparente.
Tras ese llanto que recoge el suelo
Y embellece las plantas y las flores,
Veréis brillar el bienhechor consuelo
Y la luz calmará vuestros temores.
Así cuando el Señor se nos esconde
Para probar la fe del alma amada,
Un acento dulcísimo responde:
¡No perdáis la esperanza acariciada!
Ni la luz ni el calor os ha negado
El que os amó hasta el fin con gran ternura;
El que está en el anonadado Sagrario
Loco por el amor de su criatura.
Presto vendrá, entre tanto ved la estrella
Que bañada en su luz siempre os envía.
Es la aurora esplendente pura y bella
Que llora por los hombres, es María.
Pronto veréis el Sol que Ella ha anunciado
Y gozaréis de todos sus fulgores,
Mas… es fuerza sufrir, ser esforzado
Y soportar la cruz con sus dolores.
¡Hermoso girasol! Color de oro,
Enséñame a mirar al Sol divino!
¡Infantita del alma! ¡Mi tesoro!
¡Maestra en el sufrir, dime el camino!
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.