DÍA VEINTE
BEGONIA
Himno:
Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
Flor exquisita en extranjero suelo
¿Cómo el rigor sufriste de este clima?
Si cultivada estas en el cielo
¿Cómo vivir de nieve en una cima?
Cual begonia en hermoso invernadero,
Como escogida y delicada planta,
Vivía tu corazón, rico venero
Del corazón de Dios que te hizo santa.
En la mente divina sonreías
Antes que de la nada creara el mundo,
Reina del paraíso, allí vivías
Cual fruto de su amor grande y profundo.
El vil engaño, la pasión traidora
Se enseñoreó del corazón humano;
Pero ya estaba allí su defensora
Pronta a tenderle compasiva mano.
Cual mañana sin sol, noche sin luna
Y flores sin rocío, la tierra estaba.
¡Cuarenta siglos de espantosa bruma!
¡Sobre la pobre humanidad pesaban!
Después brilló la estrella salvadora,
Y la Madre del triste desterrado
Se presentó como radiante aurora
Anunciando el gran Sol tan esperado.
Desde entonces la luz fue bella y pura
Y el mundo se quitó su triste velo.
Ya estaba allí la singular criatura
Precursora del Dios de tierra y cielo.
Los nublados cesaron, los crespones
Con que la tierra se cubrió de luto
Durante mil y mil generaciones
Se rasgaron por fin en un minuto.
Tú viniste a rasgarlos, Niña hermosa,
Y a la oruga infeliz que se arrastraba,
Le ofreciste volverla mariposa,
Le ofreciste las alas que deseaba.
Pues fue tu santo corazón el nido
De virtudes excelsas, admirables,
Y la primera de ella siempre ha sido
La caridad, sostén de miserables.
La caridad bendita, hermoso faro
Que a todas horas salvación ofrece;
La caridad que abriga el desamparo
Y las alas manchadas emblanquece.
Acepta mi begonia delicada
Y acepta en ella el corazón entero
Infantita María, Inmaculada,
Tierna flor del celeste invernadero.
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.