DÍA DIECISÉIS
ROSA LAUREL
Himno:
Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
El laurel es emblema de victoria,
Recompensa del héroe en el combate;
Palma feliz de inmarcesible gloria
Le dan con él, al que el dolor no abate.
Él corona la frente de los sabios,
La frente del artista y del atleta.
Brota del mártir en los castos labios,
Y al que lo ostenta, el mundo lo respeta.
¿A quién mejor que a ti, Madre del alma
Puede ofrecerse del laurel la rosa,
Si supera entre mártires tu palma
Y el trono del saber en ti reposa?
Si no ha habido en el mundo una heroína
Tan llena de grandeza y valentía,
Como la reina Celestial, Divina,
Madre del Salvador y madre mía.
Como tú, Virgen de dolores llena
Y jamás ante ellos abatida.
Como tú, serenísima azucena
En medio de las luchas de la vida.
Podrá el héroe caer en los combates,
Hallar la muerte o levantarse herido,
Pero tú, ni sucumbes, ni te abates.
Vas de pie sobre el mar embravecido.
¿A quién mejor que a ti, Reina del cielo
Las flores del laurel le pertenecen,
Si nadie lo ganó cual tú en el suelo,
Si para ti nacieron y florecen?
Si eres ¡Virgen de vírgenes, Señora!
Si eres ¡Mártir de mártires, bendita!
Si eres valor del héroe, y precursora
De la luz del saber, dulce infantita.
Si la ciencia, la luz, la fortaleza,
Estaban en ti desde el primer instante,
Para colmarte de sin par grandeza
Como aurora que anuncia un sol radiante.
¿Qué sol puede tener más esplendores
Que el que anunciaste Tú, Virgen María?
¡Con razón te prestó sus resplandores,
Excelsa Madre del Eterno día!
¿Quién podrá merecer cual tú laureles
De inmarcesible, de perpetua gloria.
Cuando no existen plumas ni pinceles
Para pintarte y escribir tu historia?.
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.