DÉCIMO DÍA
NO ME OLVIDES
Himno:
Tanto amor, para Ti
mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía.
Mas… ¿puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
¿Existirá algo en este bajo suelo
para ofrecer a la Santa de las santas
si tiene allá en el cielo
coros de serafines a sus plantas?.
Lucirían en tu trono esas
estrellas que vistas desde aquí nos maravillan,
junto a ti serían bellas
si con la luz de tus pupilas brillan.
¿Tendrían valor las perfumadas rosas…?
cierto es que son vistosos sus colores,
Pero… ¿serán hermosas
al lado de la reina de las flores?
¡Si al ver el sol tu rubia cabellera
de ella recoge todos sus fulgores,
y la celeste esfera
a Ti debe sus puros resplandores!
Si de tu frente toma su pureza
el blanco lirio que entre espinas crece,
y toda su belleza
junto a la tuya, ¡oh Niña, desparece!
Si no tienen medida
¡oh Madre de mi amor tus perfecciones!
por eso en este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor, nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
FLOR DEL DÍA:
Traigo una florecita, Niña hermosa
Que no tiene belleza ni fragancia.
Se llama: “no me olvides” y es graciosa
Porque es símbolo fiel de la constancia.
Semejante a la tímida violeta,
Vive humilde y feliz cerca del suelo,
Y Dios le dio la dicha más completa
Con darle ese color como el del cielo.
No es digna no, de estar en tus altares;
Es de poco valor, es bien sencilla.
Mas, dime dulce Estrella de los mares
¿Qué hay digno de la Virgen sin mancilla?
¿Qué podemos traer, Niña María
Que sea capaz de estar junto a tu cuna,
Si tienes en el cielo, Madre mía
Lo que no tiene allí criatura alguna?
Si buscara algo propio de tu alteza
Renunciaría a obsequiarte, Amada Niña,
Pues, ¿Qué podré ofrecerle a tu grandeza?
¿Qué flor habrá que tu cabeza ciña?
Mi pequeñita flor no vale nada,
Mas sé que para ti será un tesoro,
Porque ves Princesita Inmaculada
El fervor y la fe con que te imploro.
Ves en mi flor el corazón amante
Que vive siempre en tus encantos preso.
Que te quiere servir fiel y constante
Y morir por tu amor con embeleso.
Que vive sólo para darte gloria,
Hechizo arrobador, flor de las flores,
Y aunque me traten como vil escoria
Y sufra yo con todos los dolores.
Viviré para ti, Niña María,
Imán de mi existencia, Reina mía,
Rayo de sol que todo lo ilumina,
Consuelo del mortal que en ti confía.
Viviré por tu amor, cerca del suelo
Como vive esta pobre florecita;
Que el que sabe bajar, escala el cielo
Y está cerca de ti, Dulce Infantita.
ORACIÓN FINAL:
Ave María, Gloria al Padre
De amores llena te traigo el alma,
Niña preciosa, dulce ilusión.
recibe ¡oh Reina, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña celeste, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque la flor que ves.
Ave María, Gloria al Padre
Ellas te canten, Niña querida,
endechas tiernas de nuestro amor
dulces cantares de amor divino,
pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.