Uds. no saben y saben bien, porque lo saben y no lo saben, que fue un día de los Stos. Reyes, cuando la leguita que fundó la devoción á la Divina Infantita, tuvo la inspiración, de que por qué si al Niño Jesús lo veneraban en su infancia, nadie veneraba así a la Santísima Virgen; figúrense todos los inconvenientes que tendría para lograrlo; con cuántos obstáculos tendría que luchar, porque ahora ya está aprobada siquiera la devoción por un Papa, pero entonces ni eso había. Sin embargo, se le presentó a la Madre Magdalenita como la estrella a los Reyes Magos, y después esa misma estrella fue a la calle Verde y allí se detuvo; haciendo que yo sintiera esa locura de amor por la Divina Infantita, chiquitita, encantadora; para que con el encanto que ella me había dado, yo quisiera que todo el mundo la conociera y la amara y por eso quiso que la empezara yo a llevar de visita a todas partes. Por fin, esa misma estrella, fue la que en Almería se le presentó a Nuestro Padre, a un hombre santo, y le dijo que le formara Esclavos; él pensó, los formaré para la Inmaculada, porque no veía clara la estrella, estaba cubierta por una nube; pero luego, le hizo atravesar los mares y venir a México porque aquí tenían que nacer; él la vio y cuando la conoció dijo: –“Yo no sé por qué siento simpatía y cariño por esta Niña; pero no es ella porque no es posible que en una imagen tan pequeña, pueda encerrarse una Obra tan grande como la que yo pienso ¡Los Esclavos de la Inmaculada!”, era que todavía la estrella no se le descubría por completo; siempre se la cubría la nube. Luego la Divina Infantita, hizo que nos uniéramos los dos, para formar, del amor que él tenía por la Inmaculada y el que yo tenía por la Niña, la Inmaculada Niña”; pero yo sufría siempre, porque mi delirio era decir: “Divina Infantita”, porque así la conocí; porque así la quería con locura; porque los Infantes son los hijos de los Reyes y Ella es la hija del Rey del Cielo, y como es chiquitita, por eso su título debe ser: Divina Infantita.
Sin embargo yo como hija de obediencia, me sujeté á lo que Nuestro Padre quería y no a lo que yo quisiera, pero siempre sufriendo, con mucha amargura y pensando: “¿por qué no será así? – Por eso hoy, al despertar, ó tal vez ni al despertar, porque eran las tres y cuarto y regularmente estaría yo dormida todavía, sentí una alegría, así como si fuera día de mi santo y vinieran a despertarme con mañanitas; y fue porque veía yo a la Divina Niña chiquitita, de la mano de Nuestro Padre y que me decía: “Oye, ¿qué no sabes, que ya por fin tengo mi Esclavo; que ya tienes tu José de la Divina Infantita? yo le decía: ¡Ay! ¿sí? pues si es de veras ¡Qué felicidad! A ver repítemelo; y me volvía á decir: “¿pero no lo sabes? Si ya lo tengo, es mi José de la Divina Infantita”, y yo lloraba hijas mías, es imposible pensar lo que siento; me parece que no lo resisto; que se me rompe el corazón de dicha; después de tanta amargura, por fin es de la Divina Infantita! Yo me siento feliz, créanmelo; me siento fuerte para sacrificarme, á nada le tengo miedo, me parece que estoy decidida á todo; que puedo dominar al mundo entero.
Nosotros hijas mías, no seremos “Esclavas de la Divina e Inmaculada Niña”; sino “Esclavas de la Divina Infantita”; ahora todavía no, pero a su tiempo; siento que Dios ya me lo dijo, pero debemos obedecer y no podrá ser hasta que N. Padre lo diga. También hoy me hizo ver Dios, que no había sido antes, no porque N. Padre no quisiera, sino por su mucha prudencia; porque todo el mundo nos tiraba, porque al hacerlo él, rectificaba que nuestra unión era por un amor material; que esto tenía que ser pero más tarde, no en los momentos en que todos se oponían; porque ya ven, son tantos los que no quieren á la Divina Infantita, que todo el mundo quisiera ahogarla, quisiera matarla; es que ellos, los pobres no ven la estrella, por eso el Padre inglés tan santo y todo, dice que ese culto es una superstición, porque no ve; pero tendrá que ver y mientras, su obra de expiación no puede terminarse, por eso, porque no quiere ver la estrella que es María pequeñita.
(M. Mª del Rosario Arrevillaga Escalada, L.1 M.39 P. 99)