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A.I.I.V
MES DE MAYO
CUARTO DÍA
MANTO AZUL – SOBRIEDAD
Tanto amor para ti mi pecho encierra
que obsequiarte quisiera Madre mía
mas… ¿Puede dar la tierra
algo digno de ti Virgen María?
En este mes que es todo tuyo
recibe nuestro amor nuestro desvelo,
y sírvate de arrullo
nuestra oración que se levanta al cielo.
Manto azul
Con una flor del campo bien sencilla
vengo a ornar hoy tu altar, Virgen María.
Es una humilde y pobre campanilla
Mas de color de cielo, Niña mía.
Le llaman: Manto de la Virgen pura.
De terciopelo azul es su corola,
su suavidad, su gracia y su frescura
la quiere conservar para ti sola.
Ella es dichosa porque está vestida
Del color de tu augusto y regio manto.
El zafiro purísimo que ofrece
en el atardecer, ese es tu manto,
asilo de mortal, que no perece
mientras está bajo tu amparo santo.
De sus espumas fabricó tu velo
y de sus perlas tu imperial diadema.
Perlas que tú vertiste en este suelo
En lentas horas de agonía suprema.
En los templos que a ti se han consagrado
cantan tus hijos todas tus victorias,
y en cada pecho amante han levantado
un trono para ti, para tus glorias.
Aquí también; humilde es la capilla
que guarda a la Niña encantadora,
mas en tu Esclavitud, perenne brilla
la llama de tu amor, Reina y Señora.
Docilidad
“Dios Ntro. Señor llamó a sus discípulos, les dijo que deberían ir como cordero en medio de lobos; que no debían de llevar dinero en la bolsa, ni la alforja llena, ni doble túnica, ni calzado, ni vara para azotar, sino únicamente báculo donde apoyarse, porque siempre deberían caminar confiados en Dios que era su Padre. Les aconseja la dulzura, la mansedumbre y la misericordia y que unan en todos sus actos la sencillez de la paloma con la prudencia de la serpiente”. (LOMF, pobreza, 11)
“María se regaló en Dios como una madre se deleita en el Hijo de sus entrañas. Primero lo engendró en su mente que en su purísimo seno. Hubo un tiempo en que el Verbo hecho carne respiraba los alientos de María, se nutría de la sangre de Ella, y no tenía más calor que el que le prestaba su Madre.
En una palabra, Jesús vivía la vida de María”. (El Discípulo Amado y el Amor, Siervo de Dios P. Federico Salvador Ramón)
De amores llena te traigo el alma,
Niña María, dulce ilusión,
recibe ¡oh Reina!, de mis amores
del alma nuestra, muy pobre don.
Niña preciosa, del mundo encanto;
jarrón de flores tu pecho es,
permite ¡oh Reina!, que en él coloque
la flor que ves.
Ellas te canten, Niña del alma,
Endechas tiernas de nuestro amor
Dulces cantares de amor divino,
Pura alabanza, grato loor,
mientras el alma con triste pena
ya se despide, adiós, adiós.