CAMINO DE PASCUA A PENTECOSTÉS
Día 7: Santificados en el Espíritu de nuestro Dios.
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Invocación
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Himno
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetras las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
Divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
Según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
Dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén
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Oración para todos los días
Oh Señor, el día de tu Ascensión dijiste a los Apóstoles: “Esperen la promesa que les hice de parte del Padre”. Con la fe puesta en tu promesa espero con amor la venida de tu Espíritu. Haz que durante estos cincuenta días persevere en oración junto con tu madre María, para que se realicen en mi vida las mismas maravillas del día de Pentecostés. Te lo pido, Padre, por Cristo nuestro Señor. Amén.
(Silencio y/o reflexión compartida)
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Lectura de la palabra de Dios
“Pero fuisteis lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios”. (1Cor. 3,16-17)
(Silencio y/o reflexión compartida).
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Preces
Oh Padre Santo, dame tu Espíritu para que:
– Me ayude a vivir limpio de todo pecado.
– Me llene de su gracia y me haga santo en tu presencia.
– Me anime a vivir como hijo de tu amor.
– Me ayude a sentirme justificado en la sangre de Jesús.
(Preces libres)
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Padrenuestro
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Oración final
Oh Dios y Padre, tanto has amado al mundo que le has regalado a tu Hijo, para que en tu sangre fuera purificado, reconciliado y santificado. Haz que yo, con la fuerza del Espíritu Santo, viva ahora esa realidad como experiencia de vida cristiana. Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.