CAMINO DE PASCUA A PENTECOSTÉS
Día 47: Que el Espíritu nos conceda el amor de Cristo
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Invocación
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Himno
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetras las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
Divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
Según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
Dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén
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Oración para todos los días
Oh Señor, el día de tu Ascensión dijiste a los Apóstoles: “Esperen la promesa que les hice de parte del Padre”. Con la fe puesta en tu promesa espero con amor la venida de tu Espíritu. Haz que durante estos cincuenta días persevere en oración junto con tu madre María, para que se realicen en mi vida las mismas maravillas del día de Pentecostés. Te lo pido, Padre, por Cristo nuestro Señor. Amén.
(Silencio y/o reflexión compartida)
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Lectura de la palabra de Dios
“Por eso doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra, pidiéndole que os conceda, según la riqueza de su gloria, ser robustecidos por medio de su Espíritu en vuestro hombre interior; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo”. (Ef. 3,14-19)
(Silencio y/o reflexión compartida).
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Preces
Oh Dios y Padre, escucha mi oración:
– Concede a la Iglesia fuerza contra cualquier adversidad.
– Fortalece a tu pueblo para que siga a Cristo con amor y radicalidad.
– Ayúdame a ser testigo de tu inmenso amor a los hombres.
(Preces libres)
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Padrenuestro
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Oración final
Oh Dios, ¡qué grande es tu amor! ¡Qué insondables tus designios! Gracias por la ternura que me demuestras en tu Hijo querido. Regálame en este día el don de tu Espíritu para que me ayude a comprender la profundidad de su corazón y me conceda el poder seguirlo con fidelidad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
(Antonio García, cp. Orar en el Espíritu, Venezuela 2004, pp.152-154)