Nuestra vocación nos compromete a responder sin reservas al proyecto de vida y de misión trazado en nuestras Constituciones. Solamente así seremos en el mundo un signo viviente y legible del anonadamiento de Cristo, a través de la imitación de María en el misterio de su infancia, a fin de nutrir y formar los gérmenes de un nuevo Pueblo glorificador de Dios
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María en el misterio de su infancia es nuestro modelo; amémosla intensamente y encomendémonos a Ella para que nuestra vida se llene de gracia y de verdad y continuemos acrecentando el sentido de pertenencia y comunión, en fidelidad, a los planes de Dios sobre nuestra Congregación.