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MARIA MODELO DE SILENCIO
Canto de Entrada
Niña de Dios, por nuestro bien nacida;
Tierna, pero tan fuerte, que la frente,
En soberbia maldad,
Quebrantasteis de la infernal serpiente:
Brinco de Dios, de nuestra muerte vida,
Pues vos fuisteis el medio conveniente
Que redujo a pacífica concordia
De Dios y el hombre la mortal discordia.
Creced, hermosa planta, y dad el fruto
Presto en sazón, por quien el alma espera
Cambiar en ropa rozagante el luto que la
Gran culpa le vistió primera.
De aquel inmenso y general tributo,
La paga conveniente y verdadera
En Vos se ha de fraguar: crecer,
Señora, que sois universal remediadora.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu, por los siglos de los siglos. Amén.
V.- Celebremos el nacimiento de la Virgen María, descendiente de Abraham, de la tribu de Judá y de la noble estirpe de David.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
V.- Del tronco de Jessé ha brotado la Virgen María, en cuyo tálamo ha entrado el Espíritu del Altísimo.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
V.- Cuando nació la Santísima Virgen, el mundo se iluminó, dichosa estirpe, raíz santa, bendito su Fruto.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
V.- Celebremos con gozo el nacimiento de Santa María, para que interceda por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
Lecturas
Bíblicas
“Muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz”. (Ct 2, 10-14)
“Dichosa tú que has creído”. ((Lc 1, 39-47)
“Perseveraban en la oración con María, la Madre de Jesús”. (Hech 1, 12-14)
Patrística
“El inefable Dios, cuya conducta es misericordia y verdad, cuya voluntad es omnipotencia y cuya sabiduría alcanza de límite a límite con fortaleza y dispone suavemente todas las cosas, habiendo previsto desde toda la eternidad la ruina lamentabilísima de todo el género humano, que había de provenir de la transgresión de Adán, y habiendo decretado, con plan misterioso escondido desde la eternidad, llevar al cabo la primitiva obra de su misericordia, con plan todavía más secreto, por medio de la Encarnación del Verbo, para que no pereciese el hombre impulsado a la culpa por la astucia de la diabólica maldad y para que lo que iba a caer en el primer Adán fuese restaurado más felizmente en el segundo, eligió y señaló, desde el principio y antes de los tiempos una Madre, y para que su unigénito Hijo, hecho carne de ella, naciese, en la dichosa plenitud de los tiempos, y en tanto grado la amó por encima de todas las criaturas, que en sola ella se complació con señaladísima benevolencia. Por lo cual tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas, sacada del tesoro de la divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios”. SS. Pío IX, Epist. Apost. “Ineffabilis Deus”, 8-12-1854.
Congregacional
María podía hablar desde el momento de su nacimiento, pero Dios quiso que se sujetara en todo lo exterior a la condición de los demás niños.
Podía hablar para dar saludables consejos y callaba; podía hablar y atraerse la admiración de los que la escuchaban y nada decía; podía hablar altísimas cosas de la vida espiritual y de las perfecciones divinas y permanecía en silencio. ¡Oh hermosísima virtud tan heroicamente practicada por la Divina Infantita! Sus conversaciones eran con Dios y los ángeles, a éstos preguntaba con ardientes ansias las señas y condiciones de su amado. Como la esposa de los Cantares a Él sólo buscaba, por Él sólo suspiraba, hablaba sólo de Él y en Él sólo se recreaba. Enséñame Divina Infantita, a sólo desear la conversación de Dios.
Tan herida sentíase la Niña Inmaculada por las flechas de amor que el Señor le enviaba, que muriera de amor, si el mismo que el hacía desfallecer con palabras de vida no la confortara con su infinito poder. En el silencio tanto se acrecentaba en la escogida Niña el divino amor, que atormentada por el sufrimiento del más intenso martirio, exclamaba diciendo a los santos ángeles. “confortadme con flores, pues desfallezco de amor”.
Haz Niña mía, que yo sea herido con las ardientes flechas del amor de tu Jesús.
(Tiempo de silencio para interiorización y compromiso personal)
ACLAMACIÓN
Esta Niña celestial
De los cielos escogida,
Es la Reina concebida
Sin la culpa original.
(Pídase por intercesión de la Inmaculada Niña, la gracia que se desee alcanzar)
INVOCACIÓN
¡Acordaos! Oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir, que alguno que recurriese a vuestro patrocinio, que implorase vuestro auxilio y acudiese a vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos.
Yo, animado de esa confianza vengo a Vos, me refugio en Vos yo pecador gimo delante de Vos; no queráis, oh Madre del Verbo Eterno despreciar mis humildes súplicas, oídme favorablemente y hacer lo que os suplico. Amén.
ORACIÓN A LA SANTA INFANCIA
Oh Dios, que por la Santa Infancia de tu digna Madre María Inmaculada quisiste alegrar al mundo, concédenos te rogamos, por su infinita bondad que seamos hechos como niños, y que confortados con la suavidad de los dones del Espíritu santo, cumplamos perfectamente la voluntad de Jesús en la tierra, para que merezcamos gozar de Ti, con Jesús y con María eternamente en los cielos. Por el mismo Jesucristo Señor Nuestro. Así sea.
Oración final
Oh Dios, míranos con bondad y ayúdanos a vivir en un clima de silencio interior para escuchar mejor tu palabra, imitar el anonadamiento de Cristo vivido por María y saber compartir con los demás la experiencia de tu amor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.