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MARIA NOS ENSEÑA A HABLAR BIEN
Canto de Entrada
Canten hoy, pues nacéis Vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyese, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de Ella
es por quien la gracia tienen.
Digan, Señor de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que no dais,
remedio de tanto daños.
Canten y digan, por Vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Y nosotros, que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también
el corazón y las manos.
Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Amén.
V.– Celebremos el nacimiento de la Virgen María, descendiente de Abraham, de la tribu de Judá y de la noble estirpe de David.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
V.- Del tronco de Jessé ha brotado la Virgen María, en cuyo tálamo ha entrado el Espíritu del Altísimo.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
V.- Cuando nació la Santísima Virgen, el mundo se iluminó, dichosa estirpe, raíz santa, bendito su Fruto.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
V.- Celebremos con gozo el nacimiento de Santa María, para que interceda por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo.
R.- CELEBREMOS CON ALEGRÍA SU NACIMIENTO.
Lecturas
Bíblicas
“Dios se complace en ti” (Is. 62, 1-6)
“Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes”. (Lc. 1,52)
Patrística
“Para describir este mismo como compendio de divinos dones y la integridad original de la Virgen, de la que nació Jesús, los mismos (Padres), sirviéndose de las palabras de los profetas, no festejaron a la misma augusta Virgen de otra manera que como a paloma pura, y a Jerusalén santa, y a trono excelso de Dios, y a arca de santificación, y a casa que se construyó la eterna Sabiduría, y a la Reina aquella que, rebosando felicidad y apoyada en su Amado, salió de la boca del Altísimo absolutamente perfecta, hermosa y queridísima de Dios y siempre libre de toda mancha. SS. Pío IX.
Congregacional
Cuando fue voluntad de Dios que la Divina Niña hablase, habló palabras de puro Dios. Su voz dulce debía ser escuchada de los hombres. María a pesar de ser la Reina de los santos teme hablar. ¿Cómo me atrevo yo a hablar tanto?
Tan de temer son los vicios de la lengua que María hubiera deseado no hablar nunca antes de exponerse al peligro de hablar con desagrado de Dios. Sus primeras palabras fueron para dar gracias a Dios, reverenciar a sus padres y pedir por la salvación de los hombres. ¿Y yo para qué hablo?
Las primeras palabras de la Infantita María fueron suavísima red donde quedó prendido el Unigénito del Padre, y tan dulcemente resonaron en el cielo, que todos sus moradores deseaban el momento en que María había de ratificar el decreto divino de la Encarnación del Verbo para que la Palabra Eterna resonara tambien entre los hombres.
Suene tu voz en mi oído, Niña mía.
(Tiempo de silencio para la interiorización y el compromiso personal)
ACLAMACIÓN
Esta Niña celestial
de los cielos escogida,
es la Reina concebida
sin la culpa original.
(Pídase por intercesión de la Inmaculada Niña, la gracia que se desee alcanzar)
INVOCACIÓN
¡Acordaos! oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir, que alguno que recurriese a vuestro patrocinio, que implorase vuestro auxilio y acudiese a vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos.
Yo, animado de esa confianza vengo a Vos, me refugio en Vos yo pecador gimo delante de Vos; no queráis, oh Madre del Verbo Eterno despreciar mis humildes súplicas, oídme favorablemente y haced lo que os suplico. Amén.
ORACIÓN A LA SANTA INFANCIA
Oh Dios, que por la Santa Infancia de tu digna Madre María Inmaculada quisiste alegrar al mundo, concédenos te rogamos, por su infinita bondad que seamos hechos como niños, y que confortados con la suavidad de los dones del Espíritu santo, cumplamos perfectamente la voluntad de Jesús en la tierra, para que merezcamos gozar de Ti, con Jesús y con María eternamente en los cielos. Por el mismo Jesucristo Señor Nuestro. Así sea.
Oración final
Dios de misericordia, envíanos tu Santo Espíritu que nos asista e ilumine para que imitemos a María, y en nuestra conversación sólo busquemos la gloria de Dios y el bien de nuestros hermanos. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor Amén.