Testigos de la Resurrección del Señor
“En esto conoceréis todos que sois mis discípulos: si tenéis amor unos para con otros” (Jn. 13,35) el Jueves Santo Nuestro Señor nos dejaba un mandamiento nuevo: “que os améis unos a otros como yo os he amado”. (Jn. 15,12) hoy nos toca ser testigos vivos de su Resurrección y la mejor manera de serlo es haciendo vida ese mandamiento, “Nadie tiene amor mayor que este de dar uno la vida por sus amigos”. (Jn. 15,13) (Edith Fenández)
Gracias, Padre, porque nos has regalado
tu presencia en nuestras vidas.
Desde niños nos elegiste y nos hiciste de los tuyos,
más tarde te elegimos y decidimos seguirte.
Nos vamos manteniendo con tu amistad al lado,
ignorándote a veces, distrutándote en muchas ocasiones
y recurriendo a ti siempre en los malos momentos.
Necesitamos vivir más el Jueves Santo,
comportándonos en el mundo como en un gran banquete,
Intentando que todos nos sentemos a la mesa
Y lavando los pies de los más desvalidos.
Tenemos que vivir de lleno el Viernes Santo,
el dolor de la vida, el sufrimiento del hermano,
compartir el camino del que le cuesta andar,
y en los malos momentos abandonarnos en ti.
Pero, sobre todo, Padre, hace falta que seamos
cristianos resucitados, alegres, confiados,
armónicos y relajados, pues descansamos en ti.
Resucítanos, Padre, alégranos el corazón,
quítanos este gesto serio de cristianos tibios
y píntanos un gesto de felicidad;
la que nos da el sabernos resucitados por ti
ya que tienes nuestro nombre tatuado
en la palma de tu mano.