“Jesús en el Sacramento se anonada más que como hombre;
aquí oculta sólo su divinidad,
allí también su humanidad;
como hombre, es algo;
pero como Eucaristía es accidente, casi nada,
es a lo sumo a los ojos de la carne, cosa.
¿Cómo anonadarse más?
(Siervo de Dios P. Federico Salvador Ramón
LOPF, n° 4, apartado Anonadamiento)
“Y viste en 4° lugar «que la flor de la Encarnación es el Sacramento de la Eucaristía». Y seguiste viendo bien. Y en relación con lo que antes dices haber pensado; aunque a primera vista no lo parezca; pues siendo la Eucaristía inmediata continuación y la más sublime maravilla del Verbo Encarnado, el Sacramento del Amor por excelencia, el memorial de los amores infinitos de Dios al hombre, el fruto del amor de complacencia que es el más perfecto entre todos los amores, bien podemos decir que es como la flor de los amores divinos como lo más selecto de los selecto.
Y porque es así el Verbo Divino que al encarnarse se hizo Esclavo, al realizar la maravilla de las maravillas de su Encarnación, es decir, al hacerse Eucaristía, ha tocado con más fuerza, si me es lícito hablar así, los ápices de la perfección de su Divina Esclavitud (Carta del Siervo de Dios P. Federico Salvador Ramón a la M. Ma. del Rosario de Jesús Arrevillaga Escalada, Madrid 10 de julio de 1905)